Thursday, March 25, 2010

¡Y me levanté de repente! Antes de siquiera abrir los ojos.
Mi cabeza llena de ideas que se amontonaban y disolvían unas con otras trataba de separar las que estoy pensando y las que me estoy soñando todavía.
Mientras pensaba si era que entraba a las 7 o a las 9, deseando fuertemente que fuera la segunda para volver a la cama un ratico, me decía con fuerza y falsa determinación "vamos! Despiértese ya para no tener que salir corriendo como siempre!". Al mismo tiempo mi ojo derecho se asomaba con desdén y expectativa al reloj que marcaba ya las 6.
De pié junto a la cama aún, en el mismo lugar donde aterricé, sintiendo el frio bajo mis pies subir punzante y grosero, habiendo concluido que sí entraba a las 7 y que iba tarde, aceptando que tengo que correr para alistarme y manejar como un maniaco, y planeando las rutas dependiendo de la hora para, con suerte, llegar tarde de manera aceptable, caigo en mis espaldas sobre la cama. El calor de las cobijas convoca al reflejo de voltearme, y con el mismo reflejo cobijarme otra vez.
Acostado boca a abajo, saboreando el calor de la almohada con mi mejilla derecha, reprocho tener que salir al frio, reprocho tener que abrir los ojos, reprocho el haberme acostado tarde la noche anterior, reprocho... la noche anterior... fue viernes. Ayer fue viernes.
"¡Ayer fue viernes!, dijo mi cabeza con la felicidad de un chiquito que ya hizo la tarea y puede ver tele, la tranquilidad de un pensionado que desde la casa oye en el radio acerca las presas, con la paz del que oye la lluvia venir y no tiene que salir a ningún lado.
Decidido y feliz, giro mi cabeza y dejo que mi mejilla izquierda sienta también el calor de mi almohada, y duermo, durante toda la mañana.

Thursday, March 18, 2010

un momento

Quisiera tratar de poner en un montón de palabras, que después no se pueden borrar, lo que pienso en algún momento del día. Tratar de pensar en un momento específico del día, como cuando me golpeo el pié contra el estante del cuarto, o cuando paso bajo un semáforo con una luz amarilla que casi parece anaranjada. Diferente a lo que pienso, que a veces muere donde me acuerdo y nace donde se me olvidó, quiero que quede escrito para poder leerlo después, cuando no tenga nada que hacer y ya haya revisado el correo y el Facebook. Poder poner a la luz todo lo que pensé, y como llegué allí, y dejarlo extenderse hasta donde quiera.
Ahorita estoy pensando en un momento que pasó hace mucho rato, que supongo que se repitió varias veces pero recuerdo solo una. Estando en años del colegio, habiendo salido de clases, en una tarde gris y después de haber caminado bajo la lluvia (pensando en el paraguas que mi mamá me dijo que me llevara), luego de haber esperado un buen rato al bus junto a otras 200 almas vestidas igual a mi, bajándome por la espalda el agua que me cae en la cabeza, estando de pié con la multitud dentro de una caja húmeda, cálida y empañada con ruedas y un chofer, y luego de bajárme y haber caminado cansado hasta mi casa, entro en ella y en mi cuarto, me visto con ropa seca, me alista mi mamá mi plato de comida acompañado por un café negro caliente y un buen pedazo de pan, y me dejo ir bajo las cobijas en el sillón de la sala, frente al tele, con el control a mi izquierda y el vaso de café, el plato y el pan a mi derecha. Finalmente, inhalo profundo, me acomodo cálido y feliz y exhalo satisfecho.