Thursday, June 10, 2010

Usted los ha visto.

Usted los ha visto. Es por un momento nada más.

Es cuando uno logra encontrar la manera, la posición, el acomodo que lo deja ver.

Poniendo atención, luego de lo que parece una eternidad, mirando con detenimiento al vacío que hay entre los ojos y el punto a donde todos los demás parecen estar viendo, cuando uno encuentra un apoyo que aminore el peso de la cabeza y donde la silla es menos incómoda, es cuando uno empieza a desplazarse a donde los puede ver.

Es un movimiento súbito, no abrupto, que no lastima ni sorprende y es rápido. Es un movimiento que se da en silencio y de la nada, y que casi no se nota. Ese movimiento transporta con el cuidado de una madre que lo toma a uno entre sus brazos, lo acoge y lo presiona suave y acogedoramente. Uno ahí sentado se deja cargar hacia otro lugar cómodo y muy distinto.

Este otro lugar es muy familiar, tiene muchas imágenes instantáneas con mucho significado, y en un relámpago uno escucha a la gente llamándolo por el nombre. Al principio parecen recuerdos, o pensamientos, pero luego llegan... sueños.

Por un espacio muy corto uno logra verlos. Tienen imágenes con muchos colores, rápidos sonidos conocidas y cortas tramas muy familiares. Deliciosos sueños.

Entonces el brusco grito de la consciencia fría y desconsiderada que lo arranca de ese lugar: “¡No! Ponga atención que lo van a ver”. Y uno reacciona sutilmente, con un medio-susto en la garganta, y levanta agitando la cabeza, abre bien los ojos, enfoca a donde los demás miran y pretende que nada ha pasado y se dice “no me perdí nada, no me dormí, nadie se dio cuenta”.

Pero sí los pudo ver, por un ratico nada más, y aunque un segundo después los empiece a olvidar, uno los vió.

¿Usted los ha visto?

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